Treviso
Gastronomía
La Marca Trevigiana, tierra de historia, arte y cultura, también es un territorio rico en sabores auténticos y tradiciones culinarias que deleitan todos los paladares. Entre sus productos más célebres destacan el tiramisú, el radicchio, la casatella trevigiana DOP, el espárrago, la sopa coada, la pasta e fasioi y el risotto con rosoline.
El tiramisú, un icónico postre querido en todo el mundo, nació precisamente en Treviso en los años 70 en Le Beccherie. Su receta original, con bizcochos de soletilla empapados en café, crema de mascarpone, huevos y cacao, es una explosión de sabor que conquista a todos. Hoy es un postre de cuchara apreciado en todas partes, hasta el punto de contar con una copa mundial dedicada a los mejores maestros del tiramisú.
El radicchio rojo de Treviso, con su sabor ligeramente amargo y su textura crujiente única, es un producto de excelencia que ha obtenido la certificación IGP.
La casatella trevigiana DOP, un queso fresco de pasta blanda con un sabor delicado y ligeramente ácido, es otra delicia local.
Los espárragos blancos de Cimadolmo y Badoere, ambos con certificación IGP, son un símbolo de la primavera y de la riqueza agrícola de la región.
La sopa coada, una sopa de paloma típica de la tradición trevisana, es un plato antiguo de sabor intenso y envolvente. La pasta e fasioi, una sopa de pasta con alubias, es un clásico de la cocina véneta, un plato sencillo y sabroso que reconforta el alma y el paladar.
El risotto con rosoline, un plato típico de la cocina trevisana, es un homenaje a la tierra y sus productos. Las rosoline, pequeñas rosas silvestres de sabor delicado, combinan perfectamente con el arroz, creando un plato único en su género.
Vinos y bebidas
El Prosecco es, sin duda, la bebida más representativa de Treviso y su provincia. Este vino espumoso de calidad se obtiene de la uva Glera y se distingue por su burbuja fina y su frescura aromática. El Prosecco se presenta en varias versiones, como Brut, Extra Dry y Dry, con diferentes niveles de azúcar residual.
Entre los vinos tintos típicos de la Marca Trevigiana, el Raboso del Piave es uno de los más característicos. Elaborado con la variedad autóctona del mismo nombre, es un vino de color rojo rubí intenso, con una marcada acidez y taninos firmes. Su sabor rústico y estructurado lo hace ideal para el envejecimiento y perfecto para maridar con carnes, caza y quesos curados.
El Clinto es un vino tradicional campesino que en su día fue muy popular en las zonas rurales de Treviso. Producido con uvas americanas, presenta un color violáceo intenso y un aroma afrutado con notas de fresa y frambuesa. Aunque su producción se ha visto reducida debido a normativas europeas, todavía se encuentra en algunas áreas locales, donde se considera una curiosidad enológica y un símbolo de la tradición popular.
Además de los vinos, la región de Treviso cuenta con una gran tradición en la producción de licores y destilados artesanales. La Grappa Veneta, obtenida de los hollejos del Prosecco y otras variedades locales, se presenta en diferentes versiones: joven, envejecida o aromatizada con hierbas y especias. Destaca también el Licor de Radicchio Rojo, un producto único que realza el ligero amargor del radicchio trevisano, convirtiéndolo en una bebida de sabor original.
Puntos de interés
Treviso, capital de la Marca y Ciudad Verde de Europa Green Leaf 2025, es una joya en el corazón del Véneto. Fue mencionada por Dante Alighieri en la Divina Comedia como el lugar “donde el Sile y el Cagnan se encuentran”. Además, la ciudad está atravesada por otros dos cursos de agua: el Botteniga y el Storga.
La Piazza dei Signori es el corazón de la ciudad y alberga el Palacio de la Prefectura y el majestuoso Palazzo dei Trecento, un edificio medieval con frescos y antiguos escudos de armas. La Catedral de Treviso, construida en el siglo XII, se distingue por sus siete cúpulas y alberga obras de artistas como Tiziano, con su célebre Anunciación, además de piezas de Domenico Capriolo, Paris Bordone y Pomponio Amalteo.
La Iglesia de San Francisco, edificada en el siglo XIII, guarda las tumbas de Francesca Petrarca y Pietro Alighieri. Su altar mayor, instalado aquí en 1928, proviene del santuario de La Verna, donde San Francisco de Asís recibió los estigmas. La Iglesia de San Nicolò, la más imponente de la ciudad, fue construida en el siglo XIV por los dominicos y en su interior se pueden admirar frescos de Tomaso da Modena y una sugestiva representación de San Cristóbal.
La Loggia dei Cavalieri, erigida en el siglo XIII, fue un lugar de reunión para nobles y caballeros. Sus frescos muestran figuras de juglares, barcos y guerreros, inspirados en el romance medieval francés Roman de Troie.
La Porta San Tomaso, iluminada de rosa a 100 días del inicio del Giro de Italia, fue construida en el siglo XVI y es la más monumental de las puertas de la ciudad, decorada con escudos y trofeos de armas y coronada por el león de San Marcos. Por su parte, la Porta Santi Quaranta, edificada en 1517, está dedicada a los cuarenta mártires cristianos de Sebaste y en su interior alberga dos estancias ocultas: la Sala de Armas en el ático y la casamata para los cañones en el sótano.
El Bastión de San Marcos forma parte de las murallas diseñadas por Fra’ Giocondo de Verona para la defensa de la ciudad. En su origen, albergaba dos niveles de artillería y hoy es sede de numerosos eventos culturales.
La Isola della Pescheria es uno de los rincones más pintorescos de la ciudad, donde el mercado de pescado se desarrolla en un islote artificial sobre el Cagnan. Aquí es posible degustar los típicos cicchetti en las tabernas, reviviendo la tradición de las antiguas posadas medievales.
Los molinos de Treviso forman parte de una tradición centenaria. El primer documento que los menciona data del año 710 d.C., y en el siglo XVIII había más de 250 en el distrito de la ciudad. Algunos de ellos aún se pueden ver hoy en día, contribuyendo al encanto del centro histórico.
El Canale Buranelli, afluente del Sile, fue en su día utilizado por las lavanderas. En la actualidad, alberga una escultura de Giovanni Comisso y otras instalaciones artísticas conocidas como Ombre in rete.
Treviso cautiva con su combinación de historia, arte y tradición, envuelta en el encanto de las aguas de sus ríos.
Nova Gorica/Gorizia
Gastronomía
Esta zona ofrece una feliz combinación de influencias gastronómicas de Europa Central, Véneto y Friuli. La Rosa di Gorizia, una joya entre los radicchios de invierno, es una auténtica revolución para el paladar. Su dulzura y textura crujiente sorprenden, especialmente considerando el típico sabor amargo de esta verdura. Cultivada con pasión y técnicas ancestrales solo en los campos de Gorizia, esta variedad de radicchio, que recuerda a un capullo de rosa, es un producto PAT y cuenta con el reconocimiento de Slow Food.
Los Blecs cul Gjal son un plato que representa la tradición culinaria local. Esta pasta fina, elaborada con una mezcla de harinas, se sirve con mantequilla, salvia y harina de maíz crujiente, o bien con una salsa de gallo.
El Gulasch, de origen húngaro, se ha extendido por todo el Friuli-Venecia Julia en diversas versiones locales. En Gorizia, en particular, el gulasch se distingue por la adición de vino tinto y el uso de carrilleras de ternera, y a menudo se sirve dentro de un pan redondo.
En cuanto a los postres, destaca la Gubana Goriziana, un festín de sabores típico del periodo de Pascua. Su masa de hojaldre encierra un relleno rico en frutos secos, cítricos confitados y especias, un verdadero viaje sensorial entre aromas primaverales y otoñales. Esta delicia, herencia de la tradición centroeuropea, es un símbolo de la gastronomía local.
Otro dulce pascual muy apreciado es la Pinza Goriziana, un pan dulce esponjoso y aromático, con sus característicos cortes en la superficie. Su preparación requiere tiempo y dedicación, con una fermentación que puede durar hasta 36 horas. La Pinza es un símbolo de celebración y convivencia, ideal para disfrutar la Pascua con sabor.
Entre los platos que reflejan la influencia centroeuropea en la cocina de Gorizia, destacan los Gnocchi di Susine. Estas bolitas de patata, rellenas de ciruelas y servidas con mantequilla derretida, pan rallado y canela, combinan a la perfección lo dulce y lo salado, y pueden disfrutarse tanto como primer plato como de postre.
Los Kipferl, de origen vienés, son cilindros de masa frita con forma de media luna, a menudo espolvoreados con azúcar y canela.
Vinos y bebidas
El Collio es una zona vinícola de renombre mundial, célebre por sus vinos blancos de gran mineralidad y longevidad. Su ubicación geográfica, entre los Alpes Julianos y el mar Adriático, junto con su característico suelo llamado ponca, crean un microclima ideal para el cultivo de la vid.
Entre las variedades autóctonas más importantes se encuentra la Ribolla Gialla, una de las más antiguas, que produce un vino de color amarillo pajizo vibrante y aroma intenso. El Friulano, anteriormente conocido como Tocai Friulano, es otro vino muy apreciado, con un aroma fresco y un sabor equilibrado y armonioso. El Picolit, en cambio, es una variedad rara y valiosa, que da origen a un vino dulce y aterciopelado, ideal para la meditación.
El Collio Bianco, expresión de la esencia del territorio, es un vino que nace de la combinación de diversas uvas, entre ellas Friulano, Malvasia Istriana y Ribolla Gialla.
En el Collio también se cultivan variedades internacionales, como el Pinot Grigio, que aquí encuentra una expresión ideal, con su color amarillo pajizo, aroma intenso y sólida estructura. Otras variedades internacionales presentes en la zona incluyen la Malvasia Istriana, Chardonnay, Pinot Bianco, Müller Thurgau, Riesling, Sauvignon y Traminer Aromático.
En cuanto a los vinos tintos, el Collio Rosso es el más representativo, elaborado con uvas tintas de gran calidad. Es un vino de gran prestigio, adecuado para el envejecimiento. Otros tintos del territorio son el Collio Cabernet, el Collio Cabernet Franc, el Collio Cabernet Sauvignon y el Collio Merlot.
